Los alumnos del Grado Superior en Laboratorio de Diagnóstico Clínico han realizado una interesante clase práctica en la que han estado ‘espiando’ con el microscopio a unas células sanguíneas llamadas reticulocitos o RET.
En las imágenes, obtenidas por los propios alumnos, aparecen los glóbulos rojos en gris pálido mientras que los reticulocitos muestran los restos teñidos de azul que le dan nombre (retículo -> estructura en forma de red).
Su tamaño varía de 10 a 15 micras de diámetro y su número es bastante bajo, normalmente entre un 0,5% y 1,5% del total de glóbulos rojos. Por eso son tan complicados de observar.
Este tipo de células tiene una vida media de 48 horas en médula ósea, de allí sale a la circulación donde requiere un día para convertirse en un hematíe o glóbulo rojo maduro que cumplirá con todas sus funciones. Además, los reticulocitos aún poseen ácido ribonucleico (ARN) y su estudio permite conocer el estado de la médula.
Tras una hemorragia intensa, el organismo debe tratar de compensar la falta de glóbulos rojos y el número de RET debe ser mayor. Por el contrario, un número inexplicablemente alto puede ser debido a un trastorno mieloproliferativo, donde la médula fabrica sin control células sanguíneas –potencial indicador de leucemia-.
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